viernes, 23 de enero de 2009

¿Es real la realidad?

Nietzsche deja al hombre sin Dios (nada nuevo, ya lo hizo Feüerbach) “pero” también sin su sustituto, la Razón humana (esto ya es más novedoso). Deja todo patas arriba, pendiente de solución. Y eso es bueno, pues cuando el ser humano se da cuenta de que (por sus limitaciones) no da ni puede dar con dicha solución,se abre la vía para que hable Dios (no ya el hombre)… y la solución llega a pesar de las insuficiencias humanas.

Veo el nietzscheanismo como un paso a menudo necesario para hacer un “borrado” de materialismos y humanismos, que deja al hombre a un sólo peldaño de la salvación. Para mí, lo que ha degradado al mundo y le ha dejado falto de conciencia…es el materialismo, el anthropocentrismo, no el nietzscheanismo, por ejemplo.Al contrario, tras un ataque furibundo de Feuerbach y otros a la religión, bajo un clima positivista,el anthropos había sustituido a Dios para dar explicación a todo. La razón ilustrada sustituía al Dios tradicional… y Dios no era ya “posible”. Al llevar las sospechas positivistas a su extremo, Nietzsche no sólo cuestiona a Dios, sino también a su fatídico sustituto, la razón primate. Y deja al hombre sin nada… frente a un abismo que sólo podría contestar un Dios (entonces es cuando algunos se comienzan a preguntar si existió precipitación en el momento en que se “deconstruyó” bajo garra positivista la idea de Dios.

Los que se apresuraban a destruir la religión en nombre de la ciencia reciben una lección divina: el anthropo, horizontalmente, no puede darse el Ser, nombrarse, no sabe ni puede saber qué o quién es en realidad, sino sólo en apariencia… Si se había venido abajo el aval del conocimiento vertical, que proviene de Dios y llega al hombre, Nietzsche demuestra que el aval racionalista “horizontal (desde el hombre y para el hombre) también cae por su propio peso, pues el anthropos no puede explicarse a sí mismo a nivelontológico. Mientras confiaban en la ciencia, los hombres de bata blanca arqueaban sus cejas cuando oian la palabra Dios, y mesaban sus barbas con cara de prepotencia. Así, desde luego, no iban a regresar a Dios (por eso diré que el filósofo alemán no es responsable del relativismo, y que no es su producto sino que el autor tan sólo describe lo que impera en su época). En la posmodernidad, vaticinada en su día por Nietzsche, el hombre blanco de bata blanca está desconcertado, su euforia pasada ahora es débil, y la idea de Dios podría llegar a renacer en él.O eso, o la nada…

Hay que demoler el Occidente positivista de bata blanca… si queremos regresar a Dios, y por tanto, al hombre. Proclamar que se ha destruido al sustituto, la razón humana, y que ya sólo queda Dios (o nada, insisto). Perderse en el desierto, pero no para desfallecer en él, sino para responder a la llamada de Dios. Reencantar el mundo, o sucumbir bajo el noumen. Desaprender reduccionismos(gracias a Nietzsche y otros) y dejar que sople el Espíritu. Hay razón horizontal, la humana, hay razón vertical, divina, juntas forman una cruz, y el anthropos debe situarse en la intersección, no debe caminar solo (pues no llegaría a ningún lugar).

Amén significa para los cristianos “punto de apoyo inquebrantable”, y no valen sustitutos horizontales. En la horizontalidad sólo queda noumen (están sin asidero, y no valen autoengaños). La realidad sólo es captada por la voluntad. Pero yo añadiría que sólo hay una manera de captar la realidad (y no mero noumen) y es cuando la voluntad del hombre coincide con la de Dios. Y la voluntad del hombre no coincide con la de Dios por vía del entendimiento humano, sino que es la mística la que aprehende toda la Verdad en su plenitud.

Bajo mi parecer (y según mi “experiencia”), Nietzsche acierta en primar la “voluntad”, para él, verdad equivale a voluntad, pero le falta añadir que se trata de la voluntad del hombre sumada libremente a la de Dios. Evidentemente, la mía es una interpretación cristiana de algunas ideas centrales de Nietzsche…Y es “cristiana” porque le da la gana a Dios, porque me da la gana a mí (por tener experiencia de ello), y en el fondo, tampoco Nietzsche puede oponerse a que esa sea mi interpretación.